Algunas notas sobre los Derechos de la Naturaleza en LASA

por María Vélez-Serna

Today at Mediático we are delighted to present a report from LASA (Latin American Studies Association) 2024 in Bogotá on panels about the rights of nature and associated issues (social and environmental conflict, human rights and Indigenous and Black people’s ecoterritorial claims) by María Vélez-Serna, who is Lecturer in Film and Media at the University of Stirling. Dr Vélez-Serna is the author of Ephemeral Cinema Spaces (Amsterdam University Press), co-editor of Early Cinema in Scotland (Edinburgh University Press, 2018) and has also published widely on Colombian cinema history.

A mediados de Junio de 2024 se realizó en Bogotá el congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA). Este es un evento enorme, con más de mil quinientas sesiones. Así, es imposible dar siquiera una impresión somera sobre las discusiones en torno a los derechos de la naturaleza en esta conferencia tan vasta. Sin duda, como lo anota Lieselote Viaene (2022), los Derechos de la Naturaleza se han vuelto ‘buzzword’, un tema de moda para bien o para mal: Había por lo menos ocho paneles y muchas más ponencias, en español y en inglés, además de menciones en muchas otras intervenciones sobre conflictos socioambientales, derechos humanos, reivindicaciones ecoterritoriales de pueblos indígenas, afro y campesinos, consulta previa, y transiciones energéticas justas, entre otros. Lo que sigue son algunas notas sobre lo que alcancé a observar entre tan abrumadora abundancia.

En su intervención en el primer día, la magistrada Belkis Izquierdo ya instaba a la cautela con respecto a estos marcos legalistas. Izquierdo habló de la importancia de defender al mismo tiempo los derechos del Territorio y la autodeterminación de los pueblos. Mantener estos dos imperativos siempre juntos es necesario porque de otro modo, la idea de Derechos de la Naturaleza puede usarse de maneras coloniales, imponiendo nuevos sistemas de conocimiento sobre los territorios que desconocen ordenamientos ancestrales basados en la responsabilidad mutua. Al hablar del pluralismo jurídico que se reconoce en la Constitución, se pueden construir nuevos lenguajes para la justicia transicional así como para los procesos de consentimiento previo sobre la base de una ontología relacional y hacia una justicia restaurativa.

Imagen 1: Belkis Izquierdo en el panel “Decolonizing Peace in Colombia within a Global Context: Black and Indigenous Movements and the Rights of Nature”.

Dentro de esta discusión, Izquierdo lanzaba la pregunta sobre quién habla por la naturaleza, planteando que son las autoridades espirituales de cada pueblo mediante su comunicación constante con el Territorio. Estos sistemas de conocimiento muchas veces son orales, involucrando lo ceremonial y lo colectivo, de maneras que pueden ser difíciles de entender desde una perspectiva occidental. Hay un riesgo de que al tratar de “traducir” la ontología relacional indígena al concepto de Derechos de la Naturaleza haya una pérdida de sentido, o una romantización o folclorización de las relaciones con el Territorio. Por tanto, es mejor “apelar al idioma propio”, y que sean los lectores occidentales los que deban hacer el esfuerzo de entender.

Construir un lenguaje audiovisual propio ha sido la apuesta de muchos movimientos de cine y audiovisual indígenas, que también fueron tema de varias contribuciones en la conferencia. Claudia Arteaga, por ejemplo, habló sobre las estrategias formales del documental aymara que desafían las expectativas del documental etnográfico y problematizan la reificación de la cultura. Los influencers y creadores digitales indígenas dan voz a experiencias fluidas del presente, viajando entre la ciudad y el Territorio, entre géneros y plataformas. Amalia Córdova compartió como ejemplo esta lista de reproducción de hip-hop indígena: “La Voz Indígena es la Voz del Presente”: Hip-Hop Indígena Latinoamericano.

Imagen 2: Claudia Arteaga hablando de cine Aymara

En el panel ‘Acercamientos intermediales al audiovisual Indígena’, Charlotte Gleghorn habló de cómo el trabajo mediático desde las comunidades muchas veces desestabiliza los discursos hegemónicos individualistas de la autoría y la autoridad. Sin embargo, eso no implica que no haya intencionalidad, decisiones estéticas, y contribuciones filosóficas particulares. El análisis debe desmarcarse de ciertos binarismos que ven toda la creación mediática indígena como colectiva y procesual, ocultando los espacios expresivos y personales que generan diversidad de formas, e ignorando las teorías propias de los medios y las mediaciones. Por otra parte, como lo dijo Julio Gonzáles, el término ‘cine comunitario’ tampoco alcanza a albergar la multiplicidad de prácticas que lo desbordan, y sufre de cierto desgaste por su uso descontextualizado (como dice Julio, algunas empresas extractivas empiezan a hacer incursiones en ‘medios comunitarios’ como parte de sus relaciones públicas).

Estas discusiones sobre las formas y prácticas de creación apuntan también a la importancia política, o micropolítica, de ciertas decisiones sobre la apropiación de técnicas y lenguajes. Eliana Champutiz, realizadora de Semillas de Lucha, habló de un cine en donde la técnica confluye con la ritualidad, y que permite politizar los vínculos. Resonaron mucho las contribuciones del realizador mapuche Francisco Huichaqueo en torno a la tecnología (la cámara como vasija, la proyección como soplo) y la infraestructura de las industrias mediáticas, incluyendo los festivales y la academia, que se pueden usar “como el mapuche usa el caballo”.

Trig Metawe Kura: Cántaro de Piedra Roto on Vimeo – documentation of installation by Francisco Huichaqueo https://vimeo.com/733015341

Estos argumentos en torno al uso táctico de ciertas estructuras de sentido también son relevantes en relación con los derechos de la naturaleza. Varias de las ponencias se enfocaron en las sentencias recientes emitidas en Colombia para la protección de ciertos ríos bajo este paradigma, en particular el Atrato y el Cauca. Si bien hay muchas miradas escépticas sobre qué puede lograr tal otorgamiento de derechos más allá de las obligaciones legales ya establecidas, las sentencias producen algunos fenómenos nuevos. Regresando a la pregunta sobre mediación, una de las consecuencias de la declaración del Atrato como sujeto de derechos es la formación de formas de vocería. Elizabeth Gallón Droste, por ejemplo, mostró cómo el cuerpo colegiado de guardianes del Atrato construye formas de ‘vocear’ al río, lo cual implica adquirir lenguaje científico pero también formas nuevas de representación, como también lo dijo Sandrine Revet. Sin embargo, para otros ponentes como Eduardo Hazera y Daniel Macías, es posible que las declaratorias de derechos de la naturaleza sean otro ejemplo de la afinidad colombiana por los experimentos jurídicos que se quedan en el papel. La mayoría de las sentencias simplemente requieren que las instituciones cumplan con compromisos existentes.

Guardianes del Rio Atrato – un ejemplo del ‘vocear’ al río en el marco de los Derechos de la Naturaleza

Nuestro panel sobre ‘Mediar los derechos de la naturaleza’ buscó acercar estos dos ángulos, mediante una conversación entre Cristian León, Julio Gonzáles Oviedo, Charlotte Gleghorn, y María Antonia Vélez, propuesta y moderada por Maria Fernanda Miño Puga. Conectando con el enfoque legal, en el panel se planteó la relevancia de la documentación audiovisual como evidencia de violaciones de derechos, citando el trabajo de organizaciones como WITNESS. Esta función de verificación y memoria refuerza la importancia de que las comunidades generen y mantengan archivos audiovisuales propios, a partir de los cuales pueden surgir películas como el documental Allpamanda (2022), que recorre la historia de la CONFENIAE a través de siete casos emblemáticos de resistencia eco-territorial.

Así como es posible que el concepto de Derechos de la Naturaleza acabe reforzando marcos legales hegemónicos, el riesgo es que el uso del audiovisual como evidencia jurídica pueda seguir encasillando a la Naturaleza dentro de un marco heterónomo y colonial. Desde cine más politizado y cine indígena, por otro lado, se plantean otras formas de ’presentificación’ de la Naturaleza, de manera más biocéntrica, que también se pueden entender desde los marcos de los nuevos materialismos, nuevos realismos y realismo especulativo. Aquí hay en juego distintas ontologías que responden a jerarquías de poder, entre especies (humanas y no humanas), pero también entre las comunidades y organizaciones, por ejemplo ONGs que apoyan la producción, y otros agentes que representan el Territorio, como los Estudios de Impacto Ambiental.

Por tanto, mientras el cine puede abrir oportunidades valiosas, es peligroso pensar que puede hablar “por” la Naturaleza. En cambio, puede facilitar procesos políticos de organización colectiva que movilizan los medios audiovisuales en formas de desbordan los encuadres convencionales.[1] Por ejemplo, el movimiento en torno al reconocimiento del Río Marañón como sujeto de derechos representa una larga lucha desde el pueblo kukama, e involucra usos diversos de los medios incluyendo un colectivo audiovisual, radio comunitaria, mapeo digital, todo esto en torno a la organización de base.[2]

La muestra de cine asociada con la conferencia incluía acercamientos más y menos convencionales a  conflictos socioambientales, así como tratamientos más experimentales desde perspectivas indígenas. Una colaboración como la de Juma Pariri y Margarita Weweli-Lukana en Pe ataju jumali / Hot air sugiere caminos hacia otras formas de relación con la naturaleza en el cine, desde prácticas de creación colectiva que deshilvanan los bordes de la pantalla. Un espacio tan jerárquico como LASA difícilmente es el mejor entorno para encontrarse con un cine que florece en contextos propios, diversos y comunes. Afortunadamente, hay mucho que escapa a la mirada académica y se resiste a su extracción.


[1] Para ver ejemplos de estos desbordes, basta hojear los números de la revista La Otra Cosecha, del colectivo Maizal, al cual pertenece Julio Gonzáles. En Bogotá, el colectivo Ojo al Sancocho es un ejemplo de organización en torno al audiovisual, con amplia trayectoria ya formando públicos, programando y realizando.

[2] Ver también: Evelyn Calderón, ‘Kukamakana Katupi: Comunicación en resistencia por los ríos amazónicos’, La Otra Cosecha 4 (2021), pp. 5-20. https://maizalaudiovisual.wordpress.com/wp-content/uploads/2021/12/01_loc04.pdf