Serie temática: Cine indígena de Abya Yala. Entrevista con Bashé Nuhem
Serie temática: Cine indígena de Abya Yala.
Entrevista con Bashé Nuhem
by Charlotte Gleghorn and Claudia Arteaga
En diciembre del año pasado, realizamos una entrevista a la comunicadora Bashé Nuhem, del pueblo Qom de la provincia del Chaco, Argentina. Hablamos del colectivo que ella integra, Asociación Comunitaria Indígena de Comunicación. Nos compartió su experiencia y pensamientos acerca del rol de la comunicación indígena en la actualidad, de su importancia educativa y su papel en la transformación social a la que aspiran los pueblos no solamente chaqueños, sino del Abya Yala. Nos ofreció una mirada sobre la relevancia de los colectivos en materia de comunicación en tanto generan espacios comunitarios para forjar opinión crítica sobre temas sociales y políticos, así como para avanzar formas consensuadas de técnica y contenido con miras a fortalecer la voz propia. Ante todo, ella destaca el importante enfoque de género que su trabajo de comunicación recupera.
In December last year, we interviewed Bashé Nuhem, a Qom mediamaker from Chaco province, Argentina. We discussed in particular her participation in the collective Asociación Comunitaria Indígena de Comunicación. She shared her experience and thoughts about the responsibility of Indigenous media today, its educational importance and role in producing social transformation for Indigenous peoples from Chaco and from all across Abya Yala. Here she shares her perspective on the relevance of media collectives, as instruments which generate community spaces to build critical opinion on social and political topics, and forge modes of consensus relating to techniques and content designed to strengthen Indigenous voice. Above all, she highlights the important focus on gender that her media work chronicles.
Cover image: Bashé
Bashé Filming in the Studio
CG: ¿Cuál es tu nombre completo y a qué colectivo perteneces?
BN: Bashé Nuhem Charole.[1] Ése es mi nombre indígena. En Argentina estamos bastante lentos en reconocer de manera formal los nombres indígenas. Sigue siendo una cuestión pendiente. Pertenezco a la Asociación Comunitaria Indígena de Comunicación, que funciona en la zona de El Impenetrable, Chaco, y que cuenta con una experiencia de 22 años en el campo de la comunicación tanto radial como audiovisual. Con la asociación, realizamos iniciativas referentes a la comunicación indígena, entre ellas la formación audiovisual.
CA: Nos podrías hablar más de tu colectivo. ¿Cuál es su agenda, intereses y luchas?
BN: Yo estoy en la parte de la coordinación general desde hace muchos años. Estamos luchando contra un sistema estatal que con sus nuevas políticas persigue y dificulta el trabajo de los comunicadores. También, nuestra organización viene acompañando los procesos de lucha de las mujeres feministas indígenas. Pensamos que es necesario que las mujeres salgamos a decir que, dentro de los medios de comunicación, llámense comunitarios o comerciales, siempre se prioriza al hombre o se le paga más que a la mujer. En el área de formación técnica comunicacional, yo tengo una formación más de cámara, de filmación, de edición y post-edición. En esa área nos sigue faltando que a las mujeres se nos respete y que incluso se considere algo tan simple como que podamos tomar una cámara y dirigir una película.
CG: ¿Cómo llegaste al cine y video indígena? ¿Cómo fue tu primer acercamiento a estos medios?
BN: En el año 1998 me inicié en lo que es radio, y me aboqué por unos 10 años al tema radial. En principio trabajé en medios comerciales, que no son indígenas. Así, me empezó a interesar el tema de los medios de comunicación. Fue a raíz de la necesidad de las comunidades de poder dar a conocer al mundo sus necesidades y padecimientos que surgió la tarea de crear medios que hagan visibles esas cuestiones. Fue así cómo pasé a formar parte de estos medios. Recién para el año 2008, con un grupo de compañeros y compañeras, nos volcamos a temas de comunicación audiovisual. Creamos el festival de cine indígena, que es único a nivel nacional y que se desarrolla cada año. En El Chaco ha habido un avance interesante en materia de comunicación indígena, en este caso audiovisual y radial. Si nos centramos sólo en materia de medios audiovisuales, El Chaco lleva la delantera porque se vienen haciendo trabajos interesantes de manera colectiva por parte de organizaciones indígenas que están dedicadas al tema de la educación en esa área. ¿Por qué nos interesó fomentar este desarrollo? Porque, además de lo anterior que mencionaba, veíamos cómo los medios audiovisuales tergiversaban la información y que a la hora de mostrar al indígena lo hacían solamente a través de notas policiales. Estos medios ponían y ponen en un segundo plano lo que son los procesos políticos y organizativos de las comunidades. A nosotres nos interesó mostrar desde lo audiovisual un cine diferente al comercial, para romper con el paradigma de lo que es el cine común. Fue así como nos iniciamos desde la Asociación de Comunicadores. Ahora es emocionante ver cómo se dan cada vez más procesos comunicacionales similares en Latinoamérica, en donde participan las organizaciones, y se dan trabajos comunitarios y colectivos.
CA: ¿Cómo se seleccionan los temas para los trabajos audiovisuales? ¿Cuáles son las líneas éticas y de pensamiento que guían el trabajo de la asociación?
BN: Nosotres cada año siempre hacemos asambleas, donde participa una comisión de la organización, que son comunicadores y comunicadoras. La organización está compuesta de esa comisión y de un coordinador. Los planteos y las preocupaciones de parte de la comisión salen a través de un documento, y obviamente desde el consenso. En nuestra línea de trabajo, siempre somos muy respetuosos de las necesidades de las comunidades, de lo que ellos quieran contar. En base a eso, nosotres realizamos un plan de trabajo cada año. Si bien, la comisión se reúne dos veces al año, hay casos en que se reúne por un tema urgente: como pasó por el caso de una compañera y de un compañero. Él fue amenazado y recibió un impacto de bala. Así que, cuando es algo urgente, nos reunimos. Desde el área de formación que tenemos, siempre estamos priorizando el tema de manejo de cámara. Eso es lo que mayormente piden los comunicadores que se están formando, los que están por realizar un trabajo audiovisual. También, trabajamos mucho el contenido. Si bien entendemos que es importante hacer visible las marchas o hacer llegar las peticiones de las comunidades al Estado, hay otro tipo de temáticas que se pueden visibilizar desde el audiovisual. Desde este año, empezamos a hacer más relevante el tema de género: hace dos años, una compañera estuvo investigando el tema de la situación de la trata y el tema de la violencia de género. Quedó en stand-by ese tema. Después de un tiempo, lo retomamos. Pero a raíz de la desaparición y el abuso que sufrió esta compañera, hubo una conciencia para empezar a hablar de la violencia de género que padecen nuestras mujeres/hermanas de las comunidades indígenas y también al interior de las organizaciones. En estos últimos años hay un despertar por parte de las comunidades para empezar a indagar sobre estos temas, que son complejos y dolorosos. Nosotres somos muy cautos a la hora de tocar estos temas porque el abanico de preocupaciones es tan complejo.
CA: ¿Qué temas son los más desarrollados en la asociación?
BN: Por un lado, tenemos el tema de la situación de las tierras. Hace 5 años nosotres fuimos una de las pocas organizaciones que investigó la venta ilegal de las tierras comunitarias indígenas de esta región del país, que es el noreste. Fuimos una de las fuentes acerca de lo que estaba pasando con respecto a las talas. Durante más de 5 años estuvimos haciendo un trabajo tocando estos temas de los territorios, pero ahora también nos abocamos a temas de género. También, es muy importante para nosotres en medio de estos problemas trabajar con los niños. Nosotres desde la organización trabajamos con niños hace 3 o 4 años. Incentivamos que los niños puedan participar de este espacio de la construcción de la comunicación propia. Es un caminar bastante largo y es un trabajo de hormiga. Si bien somos pocos en la organización, antes teníamos 30 y ahora somos 10 comunicadores los que estamos trabajando arduamente en estas áreas de comunicación, seguimos tejiendo comunicación. Lo que planteamos es esto: la comunicación también puede aportar a la transformación social. Hay una responsabilidad por parte de nosotres a la hora de hacer los talleres de formación. Volviendo al tema de género, me parece muy bueno que hoy tengamos conciencia de decir que las mujeres también pueden participar, y pueden aportar desde su mirada como mujer a la construcción de esta comunicación propia. No se puede hablar de federalismo, no se puede hablar de pluralidad de voces, no se puede hablar de participación activa desde el marco de comunicación propia, cuando faltamos nosotras las mujeres. Hoy por hoy, a nivel global estamos despertándonos y animándonos a decir que nosotras estamos acá, y podemos dirigir, podemos aportar a esta construcción que es necesaria para otro mundo mejor. Hoy sufrimos muchos atropellos como mujeres dentro de nuestros espacios laborales, llámese comunicación o producción, en los espacios políticos, en una empresa o en el lugar donde desarrollamos actividades. En esos espacios las mujeres sufrimos violencia, por ende, es tiempo que nosotres digamos “basta”. Esta bien que esté ocurriendo esta marea feminista para poder abordar y construir; y sobre todo, aportar su granito de arena.
CG: Nos gustaría saber ¿cómo se articulan las diferentes plataformas de medios indígenas a nivel nacional?
BN: Van a ser 10 o 11 años, desde el 2007 o 2008, que venimos trabajando de manera articulada con otras organizaciones. Mas allá de la Confederación Mapuche de Neuquén, trabajamos específicamente con el Centro de Comunicación Mapuche Kona Producciones de Neuquén. Nosotres nos hemos articulado con esta organización, con la que hemos realizado encuentros. En esos encuentros hablamos y planificamos nuestras actividades. También quiero decir que gracias a los contactos con estas organizaciones y a otras pudimos desarrollar de manera conjunta el tejido de la comunicación, así como compartir e intercambiar conocimientos. Por ende, surgió la necesidad de reunirnos a nivel nacional para poder luchar en aquellos años en un contexto tan distinto a lo que es hoy. Principalmente nos articulamos con muchas organizaciones nacionales durante el periodo 2007-2009 para poder indagar la entonces emergente Ley de Medios, aprobada finalmente en 2009. Fue tan debatida y las organizaciones indígenas especializadas en materia de comunicación teníamos la necesidad de participar y compartir nuestras perspectivas en esas arenas de discusiones sobre la Ley de Medios.[2] Esta colaboración sobre el derecho indígena a la comunicación propia culminó en el Parlamento Internacional de Comunicación Indígena que organizamos conjuntamente con Kona Producciones y CLACPI, por ejemplo, en Buenos Aires en 2012. Como organización estamos muy agradecides de poder participar en estos debates.[3] Esto nos facilitó a que nos conocieran y que al mismo tiempo se conociera el trabajo que estábamos haciendo con la comunicación audiovisual. Ese fue el punto de partida para conocernos o hacernos conocer a otras regiones que también tienen sus procesos de comunicación, como en el caso de Misiones, como en el caso de Formosa. En Santa Fe seguimos articulando con la Radio Aire Libre que es una radio comunitaria y desde hace relativamente poco nosotres estamos articulando con otras radios que son nuevas, por ejemplo, una radio comunitaria de la comunidad indígena Qom de Rosario, Qadhuoqte. Con ellos colaboramos con el tema de las producciones y estamos también colaborando en materia de formación. Es necesario hacer formaciones de operación técnica. Entonces nosotres colaboramos con otras organizaciones siempre y cuando esas organizaciones nos convocan para poder compartir estas mingas de saberes.[4] Esto es importante resaltar porque esto quiere decir que la asociación viene trabajando de manera interesante. No solamente trabajamos con los hermanos mapuches, sino también trabajamos en otras regiones del país. El año que viene [2019] nosotres vamos a estar trabajando con las organizaciones de Buenos Aires que nos han llamado para poder hacer talleres de comunicación radial y también empezar a transitar en este campo audiovisual. Entonces a nosotres siempre nos satisface la convocatoria y nos hace entender que no estamos errados en esta construcción de la comunicación propia. Está bueno que se reconozcan los trabajos de la organización.
CG: ¿Y cómo llegaron ustedes, la organización, a las arenas internacionales?
BN: En el año 2008, cuando empezamos a hacer cine y a descubrir estas nuevas herramientas audiovisuales, lo pudimos concretar gracias a los compañeros de CEFREC de Bolivia. Ellos nos han empujado también a hacer los trabajos a terreno para poder compartir esas mingas de saberes en el marco de los medios de comunicación audiovisual. Bolivia mencionó en algún momento que Chaco también estaba haciendo comunicación propia desde lo audiovisual. Entonces nos llegó la invitación por parte de la gente de CLACPI y así fue como nos invitaron a participar en la organización de manera activa. En primera instancia no éramos parte de CLACPI, pero si participábamos en sus festivales, lo cual nos llenó de mucha alegría y también nos fortalecía al darnos cuenta que otros países también estaban desarrollando sus procesos de comunicación propia, pese a las dificultades que las organizaciones vivimos para poder conseguir recursos, dentro o fuera de nuestro países. Lo importante es resaltar el compromiso de los comunicadores y las comunicadoras de seguir apostando a la comunicación propia y comunitaria, y también reconocer que los medios son herramientas muy importantes para poder hacer visible la situación de nuestros pueblos. No solamente visibilizan los cuestionamientos que se le hacen a los gobiernos de turno, sino que también destacan otras cuestiones que interesen a las comunidades como, por ejemplo, el tema de la recuperación del idioma. La comunicación es importante para aquéllos que han perdido su idioma, aquéllas que han tenido planteos como en el caso que mencionaba, para resaltar el tema de género, para pensar qué pasa con la educación, el cuidado del medio ambiente, etc. De esta forma nosotres tratamos de hacer visible nuestra mirada. Y nos preguntamos ¿qué es lo que aportamos los comunicadores respecto al cuidado de nuestra Madre Tierra? La comunicación propia es bastante compleja, hay mucho por hacer, pero me gustaría destacar que por todo el Abya Yala estamos muy movilizados, estamos construyendo, aportando a estos procesos de cambio de los pueblos indígenas desde la comunicación.
CG: ¿Y en qué se diferencian los medios indígenas de los medios convencionales?
BN: Como dije anteriormente, la comunicación – y en eso estoy muy convencida – es una herramienta de transformación social y al mismo tiempo de educación también. Así como la educación, la comunicación también educa. En ese sentido nos debemos este debate, es necesario buscar otras formas de comunicación que no sean convencionales. Los medios de comunicación convencionales muchas veces distorsionan o manipulan los hechos. Por dar un ejemplo, ayer salió en las noticias el caso de una nena que fue abusada por parte del padrastro en una comunidad wichí. Hoy la nena tiene 11 años, y está embarazada. ¿Qué fue lo que hicieron los medios de comunicación? Por la urgencia de la nota, por la urgencia de tener la primicia, largaron una nota donde se menciona que la menor había dado a luz y que la menor estaba en muy mal estado. Nosotres como comunicadores indígenas nos hemos preocupado por esa nota y le llamamos a la redacción del portal digital que había divulgado la información. Dijimos “bajen esa nota”, porque hay información que está mal, por ejemplo, la niña no dio a luz, primero y principal, y al mismo tiempo la niña está bien. Lo que se debe cuestionar es el tema del abuso, del abuso por parte del padrastro, y al mismo tiempo se debe de respetar el tema de cuidar a la niña, no mencionar el nombre, ni el apellido, ni cosas por el estilo. Los medios, muchísimas veces, tienen esa irresponsabilidad a la hora de tocar estos temas tan delicados. En este sentido los medios convencionales deben detenerse. Debemos reflexionar más acerca de qué tipos de información queremos dar, bajo qué responsabilidad. Me da mucha bronca y al mismo tiempo me entristece que los medios convencionales no respeten a la hora de informar, sobre todo en estos casos tan delicados, tan complejos, y dolorosos como lo es el caso de una violación. En los medios de comunicación indígenas hay un respeto en ese sentido a la hora de tocar estos temas. Yo entiendo el tema de las primicias, pero primero hay que respetar. En conclusión, la comunicación es eso. La comunicación, si bien hoy por hoy tenemos lo digital, todo lo nuevo, se tiene que transformar. Nos debemos también una formación nueva. Aquéllos que han transitado en una universidad saben que la comunicación no es solamente informar, sino acompañar y tener consciencia a la hora de hacer las informaciones, redactar o locutar algo. Teniendo en cuenta que hoy por hoy las comunidades toman las riendas de hacer comunicación, de hacer escuchar sus voces, eso es muy importante y eso es ya una batalla ganada. Es tan importante el tema de la formación y el intercambio porque enriquece y permite compartir.
CA: ¿Qué significa para ti el espacio del festival de la CLACPI? ¿Cómo lo vives tú? ¿Cómo lo sientes tú a nivel de tu asociación y a nivel de sus ambiciones?
BN: Realmente el festival de la CLACPI es muy potente y nos hace sentir más fuerte porque es un espacio donde nosotres nos damos cuenta de que hemos avanzado mucho en lo que es el trabajo audiovisual. En años anteriores nos decíamos bueno, ¿será que podamos hacerlo? Eso lo que tiene la CLACPI. Te fortalece mucho porque se puede hacer cine itinerante, o compartir esas riquezas de formación que tiene, esas riquezas que tiene el cine indígena. En este último festival que se hizo en Guatemala [FICMayab’] realmente nos dimos cuenta de que el cine indígena ha avanzado. Ha crecido bastante y al mismo tiempo hay un despertar en cuanto a los temas abordados. Anteriormente no se tocaba el tema de la sexualidad, por ejemplo. Este año presentamos El destetado (Héctor Silva Núñez, 2018) en el festival, un cortometraje de ficción que abre las puertas a temas que también se deben hablar desde el marco del cine indígena. El espacio del festival nos abre las puertas, como organizaciones de cada país, para empezar a hablar de estas temáticas. Las tenemos, pero no las queremos socializar, no las queremos tocar, y es como una cuenta pendiente por parte de los que hacemos comunicación audiovisual. Muchas veces hay una cierta vergüenza al tocar estos temas de la sexualidad. Acá en particular en nuestra provincia del Chaco estamos haciendo un trabajo de hormiga también: investigando cómo las comunidades indígenas toman estos temas de la comunidad gay, de la comunidad lesbiana, porque dentro de las comunidades existen [estos sectores] pero hay como una vergüenza a la hora de tocar estos temas. Me parece que este último festival internacional de cine indígena en Guatemala nos dio esta oportunidad de conversar algunos de estos temas sensibles. Ahora, representa una formación política el tema de los festivales o el tema de la comunicación que desarrolla CLACPI. Es una formación política, por lo tanto, nos fortalece mucho a las organizaciones y al mismo tiempo nos fortalece también a las comunicadoras, los comunicadores, aquéllos que venimos transitando de estos procesos. CLACPI toca estos temas y por eso cuando hay mingas y hay encuentros es tan enriquecedor. Nos damos cuenta de que las cosas las estamos haciendo bien también. Este festival nos hace hermanarnos, seguir hermanándonos, y seguir construyendo la comunicación más allá de las dificultades. Cuando hablamos de dificultades es el tema de cómo nosotres potenciamos o cómo nosotres hacemos que nuestras organizaciones sigan trabajando acerca de estas cuestiones de comunicación propia porque al construir esto se necesita también grupos humanos, y también recursos. Cuando hablamos de recursos nos sentimos debilitados, pero en este sentido los colectivos de comunicación han dado otras perspectivas sobre cómo poder sostener sus medios, sus espacios de comunicación. Y es eso lo que brinda la CLACPI, un compartir donde nos damos cuenta de que podemos seguir adelante con o sin recursos.
CA: ¿Nos podrías hablar un poco sobre tu experiencia de ser jurado en el último festival de la CLACPI en Guatemala?
BN: Fue una experiencia y un aprendizaje para mí en lo personal. Es la primera vez que formo parte de un jurado internacional de cine y realmente hemos aprendido creo. Hemos aprendido mucho los que estuvimos, como en el caso de María Jacinta Xóc Riquiac (Pueblo Maya K’iche’, Guatemala), también de la compañera Luna Marán (Pueblo Zapoteco) de México, el compañero Daniel Díez de TV Serrana, Cuba, y la compañera Soraya Bayuelo Castellar (Colectivo Comunicaciones Montes de María) de Colombia también. Cada uno puso su granito de arena, su visión, acerca de cómo nosotres evaluamos. Está bien que nosotres también nos demos cuenta del auge de las obras audiovisuales, así como de la riqueza de los contenidos, y también de los logros técnicos, cosa que no se veía antes. Realmente los videos que hemos visto durante las jornadas del festival fueron muy potentes. Fue una linda experiencia.
CG: ¿Cómo ven el tema de una mirada, una estética indígena? ¿Existe?
BN: Nosotres siempre a la hora de narrar, o a la hora de elaborar los guiones, siempre la hacemos de manera colectiva. Esa es la diferencia que tenemos con respecto al cine tradicional. Normalmente el guionista es el único que arma la historia, que arma la narración de una historia, y es a título personal. Entendemos que es algo desde una mirada muy personal del narrador o del guionista. En cambio, el cine que desarrollamos es un cine colectivo. ¿Qué quiero decir con esto? Por ejemplo, cuando nosotres realizamos la primera película hecha por comunidades indígenas en la historia del cine nacional argentino, La nación oculta en el meteorito (Colectivo de Comunicación Moqoit y Juan Carlos Martínez, 2011), lo hicimos de manera colectiva. Se hizo de manera conjunta con la comunidad, partiendo desde la narración, desde la edición. Muchísimas veces nos preguntan si es difícil. Por su puesto que es difícil, porque cada uno tira sus ideas, su posición, con respecto a la historia. A la hora de armar una historia de manera conjunta consensuamos con la comunidad, con el colectivo. ¿Qué es lo que nosotres queremos contar a partir de la mirada de la comunidad? Entonces en ese proyecto cuando nosotres nos iniciamos pensábamos, ¿será posible que podemos hacer este tipo de cine? La mayoría dijimos que sí, por qué no desarrollar un guion colectivo. Cuando aparecen los créditos no aparece un director tal con nombre, sino que aparece como guion colectivo. Esa es la diferencia que nosotres tenemos con los cines tradicionales, pero sí es bastante complicado porque tenés que sentarte con todos los miembros de la comunidad. En mi caso personal como editora, como montajista, es bastante difícil sentarme y editar con toda la comunidad. Es un trabajo arduo y lleva sus horas. Desde mi experiencia personal de editar videos que tienen que ver con trabajos personales, a mí me pasa eso, cuando edito los videos los edito a mi manera. Sin embargo, en los proyectos colectivos me fue algo muy positivo porque comprendí que, desde otras miradas, desde otro posicionamiento, desde otra mirada del cine se puede hacer estos tipos de ediciones de manera colectiva. Está bueno que las comunidades planteen otro tipo de cine. Por lo menos esa es la experiencia que tiene la organización, siempre se arman las historias de manera colectiva.
CG: ¿Nos podrías hablar un poco de los proyectos que tienen ya realizados o pensados para el futuro? ¿En qué están trabajando actualmente?
BN: Nosotres actualmente tenemos una serie de proyectos ya planificados. Unos proyectos ya están bastante avanzados como en el caso de un documental que venimos trabajando desde hace mucho tiempo. Este documental se trata del tema del género, de la violencia de género que padecen las mujeres indígenas dentro de las organizaciones y porque no, dentro de la comunidad misma. Es un proyecto bastante complejo que al mismo tiempo nos ha enriquecido mucho como organización porque anteriormente los hombres siempre eran los que manejaban qué tipo de proyectos documentales o audiovisuales se tenía que hacer. Ahora hay un respeto de esperarnos también a nosotras las comunicadoras plantear nuestras ideas. La asociación tiene estos proyectos que son bastante complejos porque tienen contenidos fuertes que seguramente van a impactar en la comunidad. Cuando hemos presentado un documental sobre el tema de la homosexualidad o sobre la sexualidad en general eso incomoda mucho a la comunidad. Estos días cuando nosotres organizamos la muestra y proyectamos en más de 10 comunidades hubo una incomodidad. Sin embargo, nosotres pensamos que es tiempo también de romper ese miedo de hablar de estos temas. Entonces la asociación tiene ese desafío de empezar a instalar estos temas dentro de las comunidades y dentro de los medios de comunicación indígenas también, donde mucho tiempo fueron silenciadas estas cuestiones. Si bien, desde la coordinación, somos muy conscientes a la hora de tocar estos temas de que son complejos, son candentes, al mismo tiempo estamos convencidos de que podemos empezar a romper ese miedo, empezar a hablar.
CA: ¿Puedes hablar de las actividades que realizan actualmente?
BN: Nosotres venimos desarrollando la comunicación desde hace mucho tiempo. Este año tuvimos muchas actividades que tienen que ver con el tema de la formación porque prácticamente es eso a lo que se ha dedicado durante todos estos años. También organizamos muestras, el cine-debate, o el cine en la calle, llevamos el cine a las comunidades. A lo largo de estos años hemos crecido, pero hemos sufrido golpes duros también, perdiendo a compañeros, y padeciendo acusaciones y persecuciones por parte de las empresas. En este lado del noreste argentino estamos luchando con las empresas Monsanto, lo que es bastante complejo. Independientemente de estas cuestiones, como colectivo de comunicación, estamos muy fortalecidos, y estamos muy convencidos de que la comunicación también es una herramienta de lucha que produce transformación. Nuestra comunicación es la bandera de lucha de nosotres. Son nuevos paradigmas que nosotres instalamos también en los medios, el hecho de que se respete que las comunidades indígenas tengan su manera de comunicar. Bueno, esto es la comunicación comunitaria propia que es la que nosotres venimos tejiendo con otras organizaciones. Y está bueno que haya un espacio como la CLACPI donde nos podemos fortalecer, donde aprendemos siempre cada vez que hay talleres, y donde al mismo tiempo entendemos que la comunicación es política, es formación política. Ahora, en el futuro, es importante que nosotras las mujeres comunicadoras, jóvenes, ‘jóvenas’ como dice mi abuela, que empecemos a decir también lo que pensamos, que empecemos a romper ese miedo de no decir nada porque tengo miedo. Tenemos que empezar a caminar juntas con más fuerza, pese a los golpes que podamos recibir, y desde la comunicación, es el espacio donde nosotras podamos soltarnos más.
* Claudia Arteaga es profesora asistente de español en Scripps College en Claremont, California. Ella se especializa en producciones de cine indígena, representaciones sobre pueblos indígenas en el cine latinoamericano, y en el análisis de modos comunitarios de producción fílmica en Perú, Bolivia y Guatemala. Ella es la directora del corto documental Amahuaca. Construyendo territorios (2018), el cual trata sobre el pueblo Amahuaca de la selva peruana. El documental fue realizado con el apoyo de las comunidades amahuaca del río Inuya, y la Escuela de Cine Amazónico. Arteaga es miembro de SHARE Amazónica (Sociedad Histórico-Antropológica para respaldar la educación amazónica). Algunas de sus publicaciones se encuentran aquí. Ella actualmente se encuentra preparando un manuscrito sobre la historia y desarrollo del cine comunitario en el Perú.
** Charlotte Gleghorn es profesora-investigadora de cine latinoamericano en la Universidad de Edimburgo. Su investigación indaga sobre diversos aspectos del cine latinoamericano, con un interés especial en la labor política y estética del cine indígena y afrodescendiente. Entre 2009 y 2014 fue miembra del equipo interdisciplinario ‘Indigeneidad en el mundo contemporáneo: performance, política, pertenencia’, con sede en Royal Holloway, Universidad de Londres, y durante ese periodo colaboró en la exposición de artes indígenas ‘EcoCentrix: Artes indígenas, actos sostenibles’, en Bargehouse, Southbank, Londres. Ha publicado en varias antologías sobre el cine latinoamericano y co-editó el libro Recasting Commodity and Spectacle in the Indigenous Americas (2014), el cual se puede consultar aquí. Actualmente prepara un libro sobre la representación de la autoría y la autoridad en la producción audiovisual indígena de América Latina.
[1] Nombre en lengua qom que significa en español “espiritu del monte”.
[2] La Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual fue aprobada durante el gobierno de Cristina Kirchner (2007-2015) y a pesar de ser altamente discutida, se considera un logro en cuanto al apoyo de medios comunitarios e indígenas. El gobierno de Mauricio Macri (2015-) modificó esta Ley (caracterizada como kirchnerista) para favorecer a los medios privados.
[3] En la página de la CLACPI se puede consultar la Declaración que fue publicada como resultado del Parlamento: http://www.clacpi.org/declaracion-del-parlamento-internacional-de-comunicacion-indigena-y-plurinacionalidad/
[4] Minga es una palabra de origen quechua que significa un trabajo comunitario con fines colectivos. En 2008 se empieza a popularizar el uso del término para describir una serie de protestas, marchas, o trabajos colectivos tras el alcance de la Minga Indígena en Colombia en el año 2008.