Entrevista con el director mapuche Gerardo Berrocal

Entrevista con el director mapuche Gerardo Berrocal

In early February 2019 Mediático presented two of a series of entries on Indigenous filmmaking and language from Abya Yala that will be published over the course of 2019, UN International Year of Indigenous Languages. Today we are delighted to share the third instalment of the series with an in-depth interview in Spanish by Claudia Arteaga and Charlotte Gleghorn with Mapuche filmmaker Gerardo Berrocal.

A principios de febrero de 2019, Mediático presentó dos de una serie de entradas sobre cine y lenguaje indígena de Abya Yala que se publicarán a lo largo de 2019, Año Internacional de las Lenguas Indígenas de la ONU. Hoy estamos encantados de compartir la tercera parte de la serie con una entrevista de Claudia Arteaga y Charlotte Gleghorn con el cineasta mapuche Gerardo Berrocal.

Entrevista con el director mapuche Gerardo Berrocal

by Claudia Arteaga and Charlotte Gleghorn

Featured image: Gerardo Berrocal, cortesia de Ayllinray ADKIMVN

Fotograma de “Admogen”, cortesía de ADKIMVN

In this interview, Mapuche filmmaker Gerardo Berrocal from Wallmapu (Chile) weighs in on the development of a Mapuche cinema, his journey as a communicator, and the political commitment of his work and of his group Adkimvn in his people’s struggle for life and territory. He also reflects upon how film serves as a tool for documenting Mapuche political processes, and disseminates aspects of Mapuche epistemology to foster empathy and radical solidarity among wider audiences.

 

Introducción de las autoras:

En esta entrevista, el director mapuche Gerardo Berrocal, del territorio del Wallmapu (Chile), reflexiona sobre el desarrollo del cine mapuche, sobre su trayectoria como comunicador y el compromiso político que él y su grupo Adkimvn han adoptado con la lucha mapuche por la vida y el territorio. Asimismo, reflexiona sobre cómo el cine y el video sirven como herramienta para documentar los procesos políticos mapuche, y para diseminar aspectos de la epistemología de este pueblo, con el objetivo de promover empatía y solidaridad radical entre audiencias amplias.

CA: Claudia Arteaga; CG: Charlotte Gleghorn; GB: Gerardo Berrocal.

CA: ¿Cómo empezaste a trabajar con el audiovisual? ¿Qué te motivó?

GB: Empecé muy joven con el audiovisual. Yo tenía 13 o 14 años y fui a acompañar a un amigo a un taller. Me llamó la atención la persona que hacía de entrenador en el taller. Él me vio tan interesado y me preguntó si quería aprender. Me dio una cámara y me dio un ejercicio que era contar una historia en cuatro planos. Le pidió a mi amigo que me enseñara la escala de planos, los movimientos de cámara, porque el taller ya había terminado. Me pasaron una cámara, que era una súper VHS.

La institución que lo impartía era una consultora, una ONG, que se llamaba Profesionales por el Desarrollo. Luego, pasé a formar parte de un canal de televisión comunitaria que ellos organizaron en una comuna al sur de Santiago, en donde vive gente obrera. Era 1993, cuando ya había terminado la dictadura (no puedo decir que volvió la democracia). Trabajé dos años con ellos, yo tenía 15 años, y adquirí la experiencia básica. Después comencé a trabajar independientemente, hice un par de cortos sobre temas sociales. Como me di cuenta de que la cámara era una herramienta importante, asimilé inmediatamente el género documental para documentar los procesos. Después, cuando me invitaron a trabajar con la organización mapuche, el Consejo de Todas las Tierras, me sirvió ese aprendizaje que tuve. Llegué a la organización con la idea de tener una televisión comunitaria. Pero me di cuenta de que había que empezar por el principio. Además de ir registrando las actividades, era necesario ir formando otros comunicadores, y yo mismo irme formando en los principios propios culturales mapuche y comunicacionales, porque además hay elementos propios de la comunicación mapuche. Todo eso iría incorporando también a los procesos de producción. Ya estamos hablando del año 1998, y en el 1999 hicimos el primer documental de temática mapuche que se llamó Wallmapuche (1999), que significa “todo el territorio mapuche”. Ahí documenté las movilizaciones y el proceso que había llevado adelante el Aukiñ Wallmapu Ngulam, el Consejo de Todas las Tierras en Mapudungun.[1] En mi caso, consultando también con los mayores, con algunos lonko, explicándoles también a ellos, y ellos entendiendo muy bien el uso de la herramienta audiovisual, les dije que estábamos haciendo otra forma de comunicación. En este momento, los medios estaban tergiversando la movilización mapuche, entonces queríamos diferenciarnos de ellos. Es así que, en consulta con los lonko, surgió la propuesta de Adkimvn. El concepto tiene el componente ‘kimvn’, que refiere a la sabiduría ancestral, y el ‘ad’ refiere a la forma de algo. ‘Adkimvn’ significaría la imagen del conocimiento, o la imagen de la sabiduría propia mapuche, porque no se refiere al conocimiento académico, sino al conocimiento ancestral.

 

Juan Curaqueo, Machi. Fotograma de “Admogen”, cortesía de ADKIMVN

CG: ¿Por qué quisieron darle ese enfoque?

GB: Porque aunque nosotros estábamos contrarrestando la información que daban los medios, sabíamos también que no teníamos la capacidad de responderle a todo en cada momento. Entonces, dijimos vamos a mostrar cómo es la lucha mapuche por dentro y eso es lo que se refleja en este concepto. “La imagen del conocimiento propio” refiere a las bases del movimiento político que son los conocimientos asociados al territorio mapuche, la sabiduría ancestral, la cultura, y también la espiritualidad. La organización con la que empecé a trabajar yo, lo planteó así, que la base política era la espiritualidad y la cultura, y desde ahí plantear el movimiento político de reclamación, de lucha por los derechos colectivos e individuales. Con Adkimvn, no buscamos un nombre que sonara bien ni nada, sino que le diera sentido al trabajo que estábamos haciendo, o, que nos recordara que el trabajo nuestro está enfocado en ese sentido, para que no se nos olvide a dónde vamos.

CA: ¿Tu trabajo con el Consejo de Todas las Tierras empezó entonces a fines de los 90?

GB: sí, 99 principalmente. El Consejo de todas las Tierras se empezó a conformar a mediados de los años 80, justamente cuando se plantea que la organización política mapuche tenía que responder a la orgánica mapuche y no a la lógica de movimientos de izquierda o de organizaciones convencionales. Tenía que retomarse la orgánica propia, la estructura territorial y la autoridad tradicional. En ese momento, se empieza a dar mayor relevancia al lonko, a la machi, al werken, al ngenpin. Cuando empezamos a reflexionar sobre cómo íbamos a hacer el trabajo de comunicación, consultamos a los mayores, pero especialmente a un lonko que fundó la organización, que se llamaba José Luis Huilcamán, que ya falleció años atrás. Siguiendo con esos lineamientos también definimos cómo íbamos a trabajar. ¿Cómo lo íbamos a hacer? Con la misma estructura. No podíamos, por ejemplo, desarrollar un guion en base a la contingencia, sino conversando con los mayores y decidiendo por dónde tiene que ir. Y muchas veces, haciendo los registros sin saber cómo los íbamos a procesar y, en el camino, luego sabiendo para qué iban a servir. De hecho, hicimos registros que nunca se editaron, pero quedaron como un pedazo de la organización al menos. En el momento en que se necesite se va a utilizar.

Ricardo Meliñir, Lonko y su esposa Paulina Huaiquillan. Fotograma de “Admogen”, cortesía de ADKIMVN

Empezamos a aplicar algunas de las ideas de cómo hacer audiovisual dentro del movimiento político mapuche, porque además hay diversidad dentro del movimiento mapuche en cuanto al movimiento político y nosotros, asumimos esa línea de la organización. Yo empecé a trabajar con esa organización porque encontraba sentido a lo que se estaba planteando, que era principalmente el camino hacia la autonomía, la reconstrucción del territorio, la erradicación de las empresas forestales y las transnacionales, la afirmación cultural y espiritual, y eso es lo que empezamos también a reflejar en la imagen. Hasta ahora, lo que buscamos es reflejar esos procesos, esa idea política en la imagen. Yo trabajé dos años con ellos, hasta el 2001. Terminé no por diferencias ni nada, sino que vi que era necesario hacer un trabajo más en el terreno, con las comunidades. Y la organización también tenía sus prioridades, porque estaba cayendo mucha gente presa, entonces se le dio prioridad a eso.

 

CA: Entonces, tomaste una posición política…

 

GB: sí, recalco eso, porque yo no creo que en la objetividad. Todos los medios tienen su posición política. Nosotros no pudimos asumir algo falso como la objetividad, porque en realidad lo que queríamos hacer era promover la idea de la organización, mediante todas las áreas de comunicación que se pudiera. No podíamos quedarnos en la contingencia. Si bien estaba la represión, y había que denunciarla, al menos yo vi que no podíamos quedarnos en eso. Había también un argumento más de fondo, que era importante también reflejar en la imagen. Y eso era lo que en cada obra buscábamos hacer. Buscábamos ser capaces de reflejar quiénes son los mapuche, cómo viven, pero no desde una mirada antropológica, sino para que el resto de la gente entienda porqué el mapuche está peleando. Porque si el mapuche está defendiendo el agua, está defendiendo la vida de todos. No solamente el mapuche defiende su vida, sino la de todos los que estamos habitando este territorio, porque el agua contaminada o la sequía no va a discriminar entre mapuche y no mapuche. Eso es lo que debe entender la gente que se está mal informando, que está prejuzgando a los mapuche y que está asumiendo los estereotipos de los medios oficiales que hoy nos catalogan de terroristas. Nosotros queremos mostrar un trasfondo en ese sentido. Si hay un mapuche que se moviliza, si el mapuche hace una marcha, o busca recuperar un territorio, es por defender una forma de vida, pero que no es de la persona mapuche, sino de todas las vidas que habitan ahí. Se trata de la espiritualidad en los cerros, hasta la piedra tiene vida para los mapuche y también tiene su newen, ngen, la fuerza espiritual podemos decir.

CA: ¿Dirías que Adkimvn es un colectivo?

GB: Nosotros no usamos mucho el término colectivo. Nosotros somos un grupo de personas que hace un trabajo comunitario. En el caso nuestro, lo llamamos más participativo porque si bien es cierto hay muchas cosas que pasan por mí y por mi compañera,[2] es la comunidad que define los contenidos. Aunque no se trata de toda la comunidad, sino de las personas que son los representantes de la comunidad. Éstos no siempre son las autoridades tradicionales, sino que es gente asignada para eso. También hay personas que pueden aparecer sin la necesidad de consultarle a todos los demás. Así funciona la organización mapuche. Por ejemplo, el lonko no hace una asamblea para preguntar si él puede aparecer ante la cámara. Él puede aparecer porque es lonko, no es porque lo imponga a los demás, sino que ya tiene la validación de los demás para hacer ese tipo de cosas. No es que el lonko sale hablando ante las cámaras, y los demás van a decir “ay, ¿qué hace el lonko ahí?” Se entiende que es parte de sus funciones. Por eso, a veces entra la confusión, porque a veces no es tan comunitario como se piensa, sino es más consensuado.

CA: ¿Y las otras personas de la comunidad que quieren hablar, entonces pueden hacerlo?

GB: también pueden hacerlo, pero tienen que pasar por la aprobación de la asamblea, o sea, dentro de los marcos del sentido común. Es decir, una persona no podría decir cosas que sólo al lonko le corresponde decir. Tampoco nosotros no podríamos preguntar a las familias si están de acuerdo con que el lonko hable, sería como desconfiar del lonko.

CG: ¿Alguna vez han sufrido algún reproche de otro comunitario?

GB: Nunca hemos tenido ese problema. Algunos realizadores mapuche sí, porque no han seguido los protocolos para definir esos temas. Llegan, sacan la cámara y por ser mapuche piensan que ya tienen permiso para filmar. En cambio, nosotros registramos y la gente ya sabe por qué lo estamos haciendo porque además ellos mismos nos lo piden.

CG: Me parece interesante hacer la reflexión de lo que se puede grabar y lo que no, porque la energía cultural de presenciar la ceremonia nunca va a hacer la misma al observarla en pantalla. No sé si tienes una reflexión acerca de eso, de la experiencia kinestésica, corporal.

GB: Sí, cuando se decide registrar no es para que ellos mismos vean su propia ceremonia. Es más con fines políticos, de que otros la vean. Eso es lo que nosotros hacemos: mostrar la intimidad y la vida cotidiana para que los demás entiendan la lucha. No es que el registro quiera reemplazar algo, porque ellos van a seguir haciendo la ceremonia, así como se hace. Es para que los demás tengan una idea, porque, como dices, no es igual a que la persona esté ahí. Por eso no cualquiera puede registrar, así sea muy bueno en fotografía. Uno al entender lo que está sucediendo ahí, también sabe dónde ubicarse con la cámara. En esta situación no se prioriza la estética, sino que uno tiene que respetar lo que se está haciendo y, por lo tanto, si tiene que grabar de espaldas, lo tiene que hacer. Yo no podría ponerme enfrente de la gente porque se está haciendo la ceremonia hacia la salida del sol. Hay otros momentos como la danza en donde la gente da vueltas y ahí uno puede jugar y ponerse en tres cuartos, porque no va a molestar a la gente.

CA: ¿Cuáles son las audiencias a las que el tipo de cine que ustedes hacen quiere llegar?

CG: Y en relación con esto, ¿cómo sería la relación entre estas obras con la comunidad mapuche en Santiago?

GB: Siempre nos planteamos como el primer público objetivo a los propios mapuche. Claro, en un principio, no nos planteamos llegar a los mapuche que están en Santiago, porque lo principal era fortalecer el proceso que se estaba llevando a nivel territorial. Si bien, el primer público objetivo son las mismas comunidades mapuche, también la idea era que, al ser un trabajo desarrollado con un lenguaje propio, la demás gente que está habitando territorios no mapuche empiece a entender las cosas desde ese punto de vista, no desde uno externo, sino que sean capaces de ponerse en el lado del mapuche y mirar desde ahí hacia afuera.

CG: Esto podría ser pertinente también para la comunidad urbana mapuche, ¿no?

GB: Sí, después nos dimos cuenta de que estaba sirviendo mucho a la gente que lograba ver este material. Había algunos amigos que participaban en organizaciones en Santiago, y que nos empezaron a pedir material para hacer muestras. Después yo preguntaba, ¿qué había hablado la gente? y ellos decían que contaban que eran de tal lugar, y cómo son las cosas allá. Así se empezaba a generar la sensibilidad con la identidad. Siempre buscamos que estos trabajos sirvan para el mapuche para reafirmar su identidad. Y, por eso, usamos los conceptos que ellos conocen. Así estén en Santiago o estén en Estados Unidos, van a asociar esos conceptos con su tuwun [territorio] o kvpalme [la línea familiar de que se proviene], que son los conceptos que definen la identidad mapuche.

CG: Pensando en la colonización de la mente, ¿cómo es la relación entre la comunicación audiovisual y la pertenencia cultural? ¿Es una fuente de revitalización para dinamizar la identidad y vínculo con el territorio?

GB: Nosotros asumimos ese objetivo de la reafirmación, porque muchos mapuche empezaron a desapegarse de su propia cultura y de su propia espiritualidad. Entonces, el audiovisual demuestra que la cultura y la espiritualidad están vigentes, porque además si vamos más atrás en el tiempo, los que están en Santiago siguen estando en territorio mapuche. Hay espacios territoriales ahí que todavía guardan su significancia, por cómo se llaman uno puede identificarlos. A nivel político se está hablando de reafirmación cultural y espiritual, de reconstrucción territorial, de descolonización, de concientización, que son conceptos que podemos usar en el discurso y lo usamos siempre. Pero, en la práctica ¿cómo lo hacemos? Lo que dices tú tiene que ver con la descolonización, porque se revalora de nuevo lo propio. No sirve la iglesia católica, por ejemplo, me sirve el antü. Sin herir susceptibilidades, porque al final uno cree en lo que quiere, muchos ya se han hecho cristianos, además. Lo nuestro es demostrar que aquí hay un conocimiento vigente, porque ha sido una estrategia de los Estados hablar de los mapuche en pasado. Es una estrategia política que la propia gente mapuche ya no se sienta mapuche. O fueron de origen mapuche, pero que en el presente son de otra cosa. Pero, sabes, lo que hacemos no está dirigido sólo a los mapuche.

La descolonización nosotros la planteamos para todos los habitantes del territorio, porque nosotros decimos que la gente que está habitando este territorio también tiene que tomar acciones. Una persona puede simpatizar con las luchas mapuche, pero puede decir también que esas luchas no tienen nada que ver con ella. O, esa persona puede tomar acciones y decir, bueno yo voy a apoyar esa lucha mapuche porque me va a afectar a mí, porque sé lo que significa este río para los mapuche, o entendí tal concepto y lo que quiere decir. Ahora sé que es importante y voy a ayudar a defenderlo. Entonces, esa descolonización tiene que ver con que la demás gente sienta la visión mapuche, y tome acciones. No quiero decir con esto que todos se deban sentir mapuche, pero sentir al menos simpatía y comprensión por el proceso.

CG: Es bien complejo también, porque la identidad tiene mucho que ver con las relaciones de poder, con cómo se relaciona esta persona dentro como fuera de la comunidad, y cómo la comunidad reconoce esa persona como mapuche. Puede pasar que luego una élite mestiza empiece a reivindicar sus raíces mapuches y empiece a apropiarse de elementos.

GB: Eso ocurre, pero son ya cosas que uno no puede controlar. No pasa solamente con gente que no es de comunidad, sino con gente de comunidades, que buscan un espacio de poder y hacen un trabajo que no corresponde a lo que es la comunidad. Yo creo que tiene que ver con el comportamiento de la persona o sus principios. ¿Qué pasa por ejemplo con un mapuche que haya nacido en otro país? ¿Por qué no podría volver a esa comunidad? Hay gente que pasa de un territorio a otro, porque se casa, por ejemplo. Por ejemplo, en Santiago, hay una tercera generación que vive allí, también podrían decir voy a buscar mi tuwun y mi kvpalme, aunque las generaciones anteriores no se hayan interesado en ser mapuche. ¿Qué pasa con eso también? Pasa que los jóvenes, escucharon el mapudungun y lo empezaron a hablar o a aprender, y empezaron a buscar su origen. Entonces, yo no podría decir que mejor no hago algo porque alguien se lo podría apropiar.

CG: A lo que me refiero es que mucho tiene que ver con poder y con empoderarse de la identidad. Me pregunto si las obras han abierto espacios de conversación que no se esperaban.

GB: Bueno, hay gente que dejó de ser mapuche, porque rechazó serlo. Cada persona tiene derecho a buscar qué es lo que quiere ser, y a lo mejor ellos tenían vergüenza. Por ejemplo, hoy día han vuelto a asumirse como mapuche porque saben que pueden recibir ciertos beneficios si tienen apellido mapuche. Yo siento que eso es tan grave o igual de grave que si fuera un no-mapuche.

CG: Puede que se les abrió el horizonte, porque fueron golpeados durante mucho tiempo y forzados a abandonar su identidad.

GB: Yo creo que ahora ya no hay una justificación para eso. Porque si bien en un momento, dejar de ser mapuche fue una cuestión que se imponía violentamente, ahora no podemos decir que sí. Sí hay violencia para los mapuche que están movilizados, pero no podemos decir lo mismo para el mapuche que está decidiendo si quiere serlo o no. Tampoco nosotros podemos guiarnos por ese tipo de cosas. Puede haber diversidad en casos distintos. Nosotros nos enfocamos en la gente que se está reafirmando como mapuche. Hay una generación más joven que está recuperando la identidad, pero hay otros que no, porque no quieren ser asociados con ser violentos, que es la imagen que viene del Estado. Los más jóvenes, la mayoría está tratando de buscar su origen y, tal vez en ese sentido, estos documentales ayudan. No es que a través de ese documental ellos se puedan convencer, pero es una puerta a la información que ellos puedan necesitar para empezar a hacer esa búsqueda, tanto por el idioma, porque la mayoría de los relatos son en Mapudungun, como por la historia que se están narrando ahí y también por el proceso político, de que la gente que está movilizada tiene un planteamiento sobre eso. Siempre se está haciendo un llamado a que la gente mapuche pueda volver a ser mapuche.

CA: ¿Cuáles son tus planes a futuro?

GB: Queremos seguir la misma línea que hemos desarrollado, tratando de buscar mayor efectividad. A veces uno piensa que son 20 años que llevamos en esto, desde el 98 o 99. Uno piensa que no ha logrado concretar muchas de las cosas que nos habíamos planteado, por el tema de recursos. Lo que sí es necesario es reforzar la línea de formación porque es la línea más desgastante que todas las demás, porque una producción incluso puede ser más fácil que hacer un taller o un proceso formativo. Muchas veces no tiene los resultados que uno espera porque uno piensa que los jóvenes de ahora que ya tienen manejo con la tecnología podrían entusiasmarse más con esas cosas. Así uno después de meses de estar en taller, lo termina y no queda nada. Quedan materiales audiovisuales, pero los asistentes al taller no van a tomar la iniciativa de seguir haciendo, porque uno no puede estar permanentemente con ellos. Este último año hemos estado más débiles en el proceso de formación por lo mismo, porque hay un desgaste. Por una parte, se trata de ordenarnos con el trabajo que hacemos y de tener un trabajo un poco más efectivo, de lo que se plantea. Hay mucho por hacer, muchas cosas no se alcanzan a cubrir. Va por ese lado, de concretar las ideas que se tienen y trabajar un poco más tranquilo, pensando en que están resultando las cosas.

 

[1] Mapudungun es la lengua mapuche.

[2] Berrocal se refiere a Millarrewe Huilcaman, quien también es miembro de Adkimvn.